2014 - pauline fondevila - una casa y un tambor
hoy terminé de leeer una casa y un tambor de pauline fondevila
después de creo dos meses jaja
gracias por compartirlo caracol
lo fui saboreando
disfrutando
estirando
se convirtió en uno de mis libros favoritos acerca del dibujo
de la soledad
naufragios
aquí algunos apuntes o pasajes que apunté porque quiero recordarlos para sienpre
que estén a mi lado
dibujados
me pareció ver un helicóptero sobrevolar la isla, me escondí en el bosque
dibujo en la arena ¿esto me podrá dar de comer?
para sobrevivir a la soledad y a la falta de todo, tengo que ser mi propia distracción
hoy será para siempre el día del tambor en la isla
necesito un objetivo, algo que me ayude a levantarme cada mañana. a lo mejor dibujar no es suficiente
la tormenta, cuando estoy bien dispuesta, me ayuda a dormir, el trueno es mi canción de cuna favorita
todo el día construí un altar de arena en forma de corazón roto en homenaje a mi amor perdido. ni bien lo terminé las víboras se metieron adentro y lo tiraron abajo. quedan en la playa las ruinas de toda mi pasión
cuando quiero relajarme, descansar de la obra, lo mejor es tocar el tambor... la música es el secreto de mi equilibrio vital. viene la noche, escribo en mi cuaderno, ceno rápido y me voy a dormir, intentando no empezar a pensar, y seguir cantando por dentro, hasta caer en el sueño
mi vida se aceleró bastante ultimamente habrá que saber frenar suavemente sin deprimir
estoy suavemente drogada. en un rato voy a dormir y pensar un poco en ti, solo un poco, que sea un impulso hacia el sueño y no una obsesión que me lleve al insomnio, como siempre me pasa
mi actividad principal consiste en dibujar, principalmente en la arena. voy cadda día acumulando palos y ramas para lograr diferentes tipos de trazos. por la noche dibujo en mi casa, sobre papel, a veces en este mismo cuaderno. llego a un efecto de acuarela con el agura marrón, directamente utilizado sobre la hoja. como pincel uso la cola de una ratita que mató el perro el otro día
a veces en la isla llego a superar los límites de mi cuerpo. cuando ocurre, ya no me siento como un ser humano sino como una roca, una planta acuática, un pájaro. es una sensación rara de vitalidad intensa y pura. me suele pasar después de dibujar mucho sin comer demasiado, con el exceso de café y tabaco
¿qué herida habrá en mí, o en mi vida, para que quiera de esta manera tan extrema apartarme de todo y de todos?
yo quisiera ponerle a una nube tu nombre, una de esas que tapan en parte el sol y traen lluvia, por ese dolor que me causaste, por todas las lágrimas que derramé por ti, pero también porque visto desde aquí, tu paso por mi vida se ve tan efímero. cruzaste tan rápido mi cielo, tardaste un breve instante en desaparecer, empujado por un leve soplo de viento
escribir una enciclopedia del olvido, enciclopedia del náufrago. un monumento para los marineros perdidos, cantares solutarios, dibujantes de la oscuridad, artistas valientes, escritores inquietos, amigos geniales y desconocidos. para los que pasan días sin hacer nada más que pensar, dormir, fumar, matar horas en un bar o en una playa. también los que se suicidaron, enloquecieron, se perdieron en las drogas y el amor. dibujar todos esos personajes y sus obras. una enciclopedia como una comunidad, para vivir a gusto entre ellos
hoy trabajé para mi enciclopedia una versión española de una canción de daniel johnston. una vez lo vi en un recital, solo con su guitarra. me acuerdo haber pensado que su canto era el de un niño náufrago. solo en su escenario-isla, con su ropa manchada y rota, pidiendo que lo dejen en paz
cada día rindo homenaje a la isla, a ella que me recibió tan bien cuando era una total extranjera, cuando lloraba en la playa por las noches, desesperada y sola. al atardecer suelo pasear por las lagunas con mi canoa. canto para los peces, y los sapos que me acompañan. cuando muera me convertiré en espíritu de la isla
mi intención fue siempre la misma: siempre escribí para ti
copio todo lo que dibujo en la arena en este cuaderno, haciendo dibujos cada vez más pequeños, algunos ya casi microscópicos, para no gastar mi papel